Desde noviembre de 2013, Daniel Omar, uno de los más
de 50.000 amputados que ha dejado la guerra de Sudán, ya no necesita
ayuda para comer, gracias a una prótesis, la primera producida con
impresión 3D, que le ha cambiado la vida.
Cuando Mick Ebeling, fundador de Not impossible Labs, leyó la historia
de Daniel, se propuso volver a poner en práctica la filosofía de su
fundación para transformar, como él mismo afirma, lo imposible en
realidad. Con este objetivo, viajó a Sudan con su equipo para encontrar
el modo de construirle una prótesis a Daniel, un joven de catorce años
que había perdido ambos brazos tras la explosión de una bomba y que
vivía desde entonces en un campo de refugiados en Yida.
Sin embargo, el diseño de la prótesis de Daniel representa solamente el
primer paso de un largo camino que ya ha empezado a recorrerse.
Convencidos de que ayudar a una persona concreta puede ser el motor para
que otros se movilicen –help one, help many, afirma el
equipo–, Mick y el resto de participantes en el proyecto pretenden
inaugurar una campaña mundial para difundir el diseño y para que las
impresiones puedan ser realizadas en cualquier rincón del planeta.
De hecho, después de colocarle la prótesis a Daniel, el equipo no abandonó la región africana, sino que llevó a cabo workshops
con el objetivo de que los médicos locales aprendieran a imprimir
prótesis similiares. El proceso de aprendizaje ha dado sus frutos, pues
desde que Not impossible Labs dejó Sudán en noviembre, los médicos de la
región ya han creado otras dos prótesis de manera autónoma.
También en este sentido, el proyecto Daniel confirma otra de las
convicciones que guía cada trabajo de Not imposible Lab, cuyo reto es,
precisamente, ofrecer soluciones low-cost accesibles para
todos, gracias al diseño de productos que puedan ser fácilmente
reproducidos en diferentes contextos. Defensora del “hágalo usted mismo”
y del open-source, la fundación ofrece en cada caso las
herramientas necesarias para la producción de los diseños. Así, por
ejemplo, su página web cuenta con una serie de grabaciones en las que se
explica paso a paso el funcionamiento del eyewriter, su proyecto de
código libre para dibujar con los ojos. Sólo de este modo es posible
traducir en realidad el lema que justifica cada uno de sus trabajo y que
resulta especialmente evidente en el caso del Proyecto Daniel: usar la
tecnología en beneficio de la humanidad y resolver así los problemas
concretos de las personas.
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