Lakabe, un encantador pueblo del norte de Navarra abandonado en los años 50 – 60 se ha convertido en una eco-aldea utópica.
Todas las casas estaban en ruinas y poco a poco gracias al esfuerzo de 20 valientes han reconstruido el pueblo.
La reconstrucción de Lakabe:
Lakabe fue redescubierto en 1980 por un grupo de personas que vivían cerca y que habían perdido a sus cabras. “Cuando encontraron sus cabras, encontraron Lakabe”, explica Mauge Cañada, una de los pioneros en la repoblación del pueblo.
Los nuevos habitantes eran todos “urbanitas”, habitantes de ciudad
sin conocimiento de la vida en el campo, por lo que nadie esperaba que
se fueran a quedar por mucho tiempo en el pueblo fantasma. Cuando por
primera vez comenzaron la reconstrucción, no había camino hasta la
ciudad por lo que utilizaron caballos para llevar los materiales de
construcción hasta la montaña. No había electricidad, por lo que vivían
con velas y lámparas de aceite.
Durante los primeros años generaron ingresos por la venta de parte de
su cosecha y trabajillos como el uso de su experiencia en la
construcción recién descubierta para reconstruir techos en otros
pueblos. Más tarde se reconstruyó la panadería del pueblo y comenzaron a
vender pan para el mundo exterior.
Ahora venden sus panes de masa fermentada orgánicos tan bien, que
pueden salir adelante sin buscar trabajo fuera de la ciudad, pero eso
ayuda a que se mantengan sus costos al mínimo como una forma de vida. “Hay una austeridad que es parte de la voluntad de las personas que vienen aquí”, explica Mauge. “No hay un deseo de consumo para consumir. Tratamos de vivir con lo que hay”.
Aldea 100% energéticamente autosuficiente.
La ecología es uno de sus principales valores, en esta ecoaldea se
cultivan sus frutas y verduras, crían sus pollos y cerdos de forma
orgánica, sus casas están diseñadas de forma bioclimática. En general
buscan vivir en armonía con la naturaleza pero sin dejar de lado la
tecnología, ya que la aldea es 100% energéticamente autosuficiente, tienen placas solares, molinos de viento y una turbina.
Lakabe genera toda su propia energía con el molino de viento, paneles
solares y una turbina de agua. También tiene una lista de espera de las
personas a quienes les gustaría mudarse, pero Mauge dice que la
respuesta no es que la gente se una a lo que han creado, sino que traten
de emularlo en otro lugar.
“Si fijas tu mente en ello y hay un grupo de gente que quiere
hacerlo, físicamente lo pueden hacer, económicamente pueden hacerlo. Qué
ahora es más difícil es estar dispuesto a sufrir penurias o
dificultades o … en estos días la gente tiene un montón de problemas
viviendo en situaciones de escasez o de lo que se ve como la escasez,
pero en realidad no lo es “.
Esta ecoaldea es un gran ejemplo de que cuando se quiere se puede, podemos aprender mucho de estos guerreros.
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